El PSOE y Unidas Podemos pactan una coalición para formar Gobierno

12/11/19


“La mejor dieta para un político es comerse sus propias palabras”. Lo dijo Mariano Rajoy hace un mes citando a Winston Churchill, tal vez anticipando lo que podría pasar en España. El fiasco de la repetición electoral ha forzado a Pedro Sánchez a dar un giro de 180 grados y aceptar, ahora sí, una coalición con Unidas Podemos en la que Pablo Iglesias será vicepresidente, algo que parecía imposible hace seis meses. El desbloqueo ha llegado en menos de 48 horas. Sánchez e Iglesias han alcanzado este martes un acuerdo para formar un "Gobierno de coalición progresista". Iglesias, que ofreció su retirada en julio ante el veto de Sánchez, estará ahora en el Gobierno porque esta vez es un acuerdo "sin vetos", coinciden fuentes socialistas y de Unidas Podemos, aunque aún no se han negociado todos los detalles de la estructura.

La repetición electoral ha forzado a Sánchez a aceptar las premisas de Iglesias, que ya avisó de que su retirada de julio no valía si había unos nuevos comicios. Sánchez, que estaba convencido de que mejoraría su posición con nuevas elecciones, se ha debilitado y ha tenido que ceder. El pacto aún no está hecho, porque ahora hay que convencer a los demás socios. Para que salga la investidura, hay que buscar el sí de Más País, PNV, PRC, BNG y Teruel Existe, y aún así todo dependería de que se abstengan ERC y Bildu, que siempre han optado por este voto. Si no quiere depender de esos apoyos, el PSOE necesitaría convencer a Ciudadanos de que se abstenga.

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE compareció en torno a las dos y media de la tarde en el Congreso con el líder de Unidas Podemos para explicar los detalles de ese pacto que no admite dudas en una cuestión capital: Cataluña. La solución a la crisis territorial -origen de las profundas discrepancias entre Sánchez e Iglesias que truncaron la investidura- se buscará "siempre dentro de la Constitución". Al finalizar, y después de seis meses de enfrentamientos durísimos, los dos líderes se han dado un simbólico abrazo y la sala, llena de cargos de ambos partidos y de periodistas, ha explotado en un "oooooooh" casi burlón. Sánchez se negó durante meses a aceptar que miembros de Podemos y en especial Iglesias pudieran estar en el Consejo de Ministros. Durante la campaña electoral lo ha repetido muchas veces. Pero los dos partidos perdieron votos en las elecciones y eso les ha vuelto a todos más flexibles porque en una nueva repetición los socialistas correrían el riesgo de perder el Gobierno.

El fiasco de la repetición electoral, que se habría evitado si este acuerdo se hubiese alcanzado en verano, ha hecho la negociación súbitamente muy sencilla. "Es tiempo de dejar atrás cualquier reproche", ha dicho el líder de Unidas Podemos. "Los españoles han hablado y nos corresponde superar el bloqueo. No pudimos lograr este acuerdo [en julio], aunque estuvimos muy cerca. Somos conscientes de la decepción que eso supuso entre los progresistas", se justificó Sánchez, que ha hecho así una rectificación completa de su posición inicial forzado por el resultado electoral. La situación ahora es peor que la de julio, porque ambos suman 10 escaños menos y necesitan el concurso de más fuerzas que entonces, pero existe una mayoría posible que necesitará o no la abstención de ERC y Bildu en función de lo que haga Ciudadanos, a quien el PSOE intentará convencer para que al menos se abstenga.

Sánchez e Iglesias firmaron un documento con las bases del preacuerdo, que adelantó eldiario.es: se trata de un texto con ideas muy generales sobre "la protección de los derechos sociales", y en el que no figura el reparto de vicepresidencias y ministerios. En el documento tampoco figuran negro sobre blanco la posibilidad de revertir los aspectos más lesivos de la reforma laboral—que ambas formaciones llevaban en su programa para el 10-N— o las subidas de impuestos que pactaron ambos partidos hace unos meses, pese a que ambas ideas están esbozadas en el texto, que sí persigue explícitamente "garantizar la convivencia en Cataluña", con el objetivo de "fomentar el diálogo" y de "fortalecer el Estado de las autonomías".