Opinión


03/09/20

Tomás Amparán

  1. Iberia, la quimera imposible

    Se dice que una quimera es un sueño o una ilusión que es producto de la imaginación de una persona pese a que es algo muy improbable de realizar. Nuestra mente está llena de quimeras, de sueños imposibles y anhelos difícilmente realizables. Hoy voy a compartir con ustedes uno que lleva mucho tiempo rondando mi cabeza. Ante toda esa deriva nacionalista e independentista que nos asola y nos agota, yo siempre he pensado que las fronteras eran obstáculos para que las personas vivieran tranquilas y en paz. Casi todas las guerras y los conflictos vienen determinados por esas malditas fronteras. Dicen, y creo que dicen bien, que cualquier tipo de nacionalismo se curó viajando, en parte es cierto, por otra parte hay gente con tan pocas miras que ni viajando se dan cuenta de esa realidad.

    Soy un profundo amante de nuestros vecinos portugueses, me encanta ese país, me parece maravilloso. Lo conocí por primera vez en mi adolescencia y no niego que me pareciera un país mucho menos desarrollado que España, pero claro está, lo estaba viendo con los ojos de un chaval sin experiencia y apenas sin kilómetros recorridos sobre sus piernas. Desde entonces hasta ahora he estado muchas veces en Portugal, y cada vez que voy me sorprenden más sus capacidades y su desarrollo. En España siempre se ha mirado más al norte de Europa, hemos querido parecernos a ellos, cuando nuestra vida es antagónica a la suya y siempre hemos dejado de lado a nuestros vecinos portugueses con los que nos une un excelso pasado.

    Nunca he logrado entender, cuando en la escuela nos enseñaban aquello del Benelux, que en España no existiera una unión económica entre España y Portugal al estilo de aquella parte de Europa, no creo que los lazos históricos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo sean más fuertes que los nuestros con Portugal. En cambio, y me imagino, que por una razón de superioridad mal entendida, siempre me ha dado la sensación que hemos mirado a Portugal por encima del hombro. Es muy típico en nuestra sociedad, tenemos ejemplos muy cercanos, no digas a uno de Gibraltar que vuelva a España estando tan bien en el Reino Unido, no digas a uno de Ceuta o Melilla irse a Marruecos estando tan bien en España. No pidas a un español mirar a Portugal, a nuestros vecinos pobres, cuando tenemos la posibilidad de mirar al norte, a nuestros vecinos franceses con los cuales no nos une absolutamente nada y nada quieren ellos de sus vecinos del sur. Me imagino que sea una idea mal concebida de status de primacía.

    Lo que ocurre es que las tornas han cambiado, Portugal hace tiempo que está haciendo muy bien las cosas y son un ejemplo a seguir, sobre todo por nosotros. Mientras España retrocede, nuestros vecinos avanzan y cuando hace años los veíamos como un país claramente inferior al nuestro, ahora nos damos cuenta que ellos son bastante superiores a nosotros. Igual hay que volver a ser humilde, mirar nuestros fracasos y ver que solos no se va a ningún sitio. Cuando los cimientos de la Unión Europea se resquebrajan uno tras otro, cuando la Unión Europea tal y como la conocemos empieza a tener fecha de caducidad, entre otras cosas por la nefasta gestión de los países, igual va siendo hora de ampliar las miras y fijarse en otros proyectos. Estamos tardando, siempre llegamos tarde a los sitios, en alcanzar acuerdos de estado con Portugal que empiecen por una unión comercial fuerte y que sea el germen de algo más. Es difícil pensar en la unión de los dos países. Una República y una Monarquía difícilmente se pueden encontrar, pero España debe ir pensando a largo plazo, debemos tener en mente que la Monarquía se debe terminar. La derecha debe quitarse la careta de una vez por todas y proclamar en alto su republicanismo, de tal manera que empecemos a vislumbrar un estado republicano que nada tenga que ver con el que la izquierda nos quiere vender. Necesitamos que sea algo aceptado por todos. Este es un trabajo lento y complicado, pero necesario. Los que somos republicanos de corazón y monárquicos por obligación, necesitamos que la derecha institucionalice un discurso moderno que se aparte de lo establecido. Será ahí, dentro de muchos años, cuando esa unión comercial con Portugal ya esté consolidada, cuando en España se deje de lado el anacronismo monárquico, y será, precisamente ahí, cuando podamos empezar a dar pasos hacia esa Iberia, de la que tanto hablaron los griegos, y hacer de esta península un Estado grande, potente, y autosuficiente.

    Esto no debería ser una quimera, esto debería ser un proyecto ilusionante, con miras a un futuro prometedor. La fuerza no radica en la separación, la fuerza radica en la unión, cada uno de los dos países puede aportar muchas cosas al otro. Hemos sido hermanos mucho tiempo a lo largo de la historia, que durante tanto tiempo nos hayamos separado para ir por sitios distintos, no quiere decir que no podamos volver a unirnos de nuevo y caminar juntos. No lo miren con miedo ni recelo, no lo planteen como un fracaso, miren las posibilidades infinitas de estar juntos. Vayan poco a poco, viendo como transcurren los acontecimientos. No tengamos prisa, pueden pasar veinte años o treinta, pero hagámoslo sin pausa. Demos un ejemplo al mundo, digámosles que separados no somos nada, pero que juntos lo podemos ser todo. Hagamos de esa quimera una realidad y destruyamos las fronteras que nos dividen.