Opinión


02/08/17

Tomás Amparán

  1. Retales de una Feria

    Se ha terminado la Semana Grande y con ella la Feria de Santiago, verdadera protagonista de estas fiestas. Todos los años los aficionados se muestran entusiasmados con los diestros y las ganaderías que vienen a visitarnos a este ciclo taurino tan importante. Otros nos fijamos en cosas más mundanas. A nadie le amarga un dulce, pero avaces los dulces en exceso empalagan. A todos nos gusta que se abra la puerta grande todas las tardes, que triunfen los toreros y los mayorales salgan ovacionados todas las tardes, pero viviríamos en un mundo de fantasía si eso ocurriera. La realidad no siempre pinta bonita, y siempre es bueno hacer unanálisis lo más objetivo posible de lo vivido. El análisis artístico se lo dejo a otros, que tiene mucha más sabiduría taurina que yo, y escriben muchismo mejor. Eso me imagino que ya lo esté haciendo mi buen amigo Onésimo Pérez, que con su pluma siempe acertada nos regalará un buen análisis de lo acontecido estos días.

    Por mi parte, voy a hablar esas cosas siempre interesantes y que normalmente solo se comentan en los alrederores de la plaza, esas sensaciones de los aficionados que durante el año vivimos pendientes de lo que pasa o deja de pasar alrededor de la feria, y de esos chascarrillos, que aveces sin fundamento, otras con mala saña y mucha veces con todo el sentido del mundo, se dejan escuchar entre los aficionados. No pretendo que nadie se me enfade, pero tampoco pretendo dorar la píldora a ningún protagonista, recuerden que todo esto que van a ver escrito aquí son comentarios de los aficionados o pensamientos de un servidor. En muchos casos será hablar por hablar en otras observarán cierto malestar y en alguna se ponderará el trabajo bien realizado. Dice mi buen amigo Claudio, que no venga nadie de fuera a darnos lecciones. Yo no soy de fuera, pero soy un atravido, y aunque no voy a dar lecciones de nada, quiero dejar escritas ciertas cosas, una espece de “aviso para navegantes”. En esta ciudad, somos muy dados a criticar sin saber, a destrozar al vecino de al lado porque no nos gusta lo que hace, o a decir las cosas por la espalda para no dar la cara. Yo no pienso criticar gratuitamente por el mero hecho de hacerlo, no pienso destrozar a nadie, eso ya se encargan otros muchos de hacerlo y desde luego voy a dar la cara. Voy a empezar con un dicho latino maravilloso que lo voy a escribir para tirar piedras contra mi propio tejado, dice así “Excusatio non petita, accusatio manifesta”. Para alabar, bendecir, ponderar y emocionarnos diciendo que somos la mejor feria del norte ya estarán otros. Así que acepto que me critiquen por no ver muchas cosas buenas en esta feria ya finalizada. Quien quiera entenderlo así que lo haga, prefiero ser malo y hacer el bien, que ser generoso y poner zancadillas. 

    Miren, vivimos en un maravilloso país donde el deporte nacional es la envidia, el deseo de que el vecino de enfrente fracase se convierte en el “modus vivendi” de cierta gente. Ha sido así a lo largo de la historia, no se me vayan a molestar. Pero aquí en nuestra tierra eso se plasma a la máxima expresión. Si ustedes me preguntan si acabo contento de la feria, diría que no. Es verdad que ha habido una gran afluencia de público, ha habido tardes verdaremente interesantes, no ha habido ninguna tarde donde podamos decir que haya salido todo mal, la gente se ha divertido y muchos puntuarán esta feria con notable alto, yo sé que el Consejo y la empresa se va a quedar con eso, y es una realidad incontestable. Pero como ya he dicho, de eso que hablen otros. Yo me quedo con otra realidad que no sale en los periódicos, que no se dice públicamente, y que es tan importante como la otra, porque forma parte del día a día. Yo siempre he pensado y me reafirmo, que la afición en esta ciudad es de julio, es solo de Semana Grande, el resto del año son cuatro contados los que siguen viviendo y trabajando por esto. Cuatro a los que encima se les ponen trabas por todos los lados. Es verdad, “mea culpa”, soy injusto al decir que no estoy contento, y al no ver cosas positivas, este año he visto todas las mañanas la plaza llena de gente, y llena de niños. Aunque por otra parte, me hubiera gustado ver a todas esas peñas que venden decenas y decenas de abonos haciendo acto de presencia en los actos organizados por su Federación, a la que tanto han apoyado. Pero tampoco se preocupen mucho, la realidad es que “ni están ni se les espera”. 

    Y en el capítulo de “Peros”… sigo viendo al aficionado de turno que se le llena la boca de que hace o deja de hacer, venirse solo a hacerse fotos cuando está Ponce o Perera en la plaza. Sigo viendo como trabajadores de la plaza siguen tratando mal a la gente, a la de aquí y a la de allá. Sigo viendo como la maldita politica y la puta envidia oscurece actos organizados desde el fondo del corazón. Sigo viendo como el aparentar y salir en las fotos vale más que cualquier trabajo bien hecho en la sombra. Sigo viendo como el aficionado en vez de sumar, resta. Sigo viendo como las peñas en vez de unirse, prefieren estar separadas. Sigo viendo como “gracias” a muchos de los nuestros, los inviernos en Santander se hacen muy largos. Sigo viendo como las buenas inicitivas se diluyen como polvo que se le lleva el viento. Sigo viendo que en vez de mantener lo que funciona, preferimos cambiarlo. Sigo viendo como muchos hacen ahoralo que tan larga y agriamente han criticado en el pasado. Sigo viendo como se venden abonos regalados. Sigo viendo como se convierte en un ejercicio de equilibrismo, el contraprogramar actividades. En fin, sigo viendo la misma mierda debajo de ese ruedo de tierra rojiza tan bonito. Donde tantas cosas buenas hemos visto estos días. Quédense con eso, con ese aire triunfal de ser una gran feria, quédense con todos los aficionados que han llenado la plaza pagando, quédense con las cosa bien hechas, que han sido muchas. Y déjemne a mi y a los míos con lo otro, que es nuestro día a día.

    Se termina la Feria de Santiago, pero estoy seguro que esto, pese a todo lo dicho, no se para aquí, que sigue adelante. Seguiremos esperando los carteles del año que viene, seguiremos haciendo nuestras apuestas y nuestras cábalas, esperando lo mejor para el 2018. Esto no se para por alguien que todo lo ve mal, esto sigue gracias a todos los que lo ven bien. Y así debe ser. Sólo me queda decir que ha sido un placer vivir de la manera que lo hago esa Feria que tanto quiero y que tanto necesito. Hasta el año que viene.