Opinión
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Ríos de lava
Las coladas incandescentes que asolan los campos de la isla de Palma, no solo causan un problema humano de enormes proporciones, o destruyen infraestructuras y plataneras. Los gases emitidos oscurecen la realidad del país, porque mientras todos los telediarios ocupan sus primeras planas señalando el avance de los ríos de lava, ahora que ya el coronavirus se diluye en la actualidad informativa y se ocultan los problemas más importantes.
Por ejemplo, nadie advierte que las pensiones han duplicado su gasto en diez años y sigue disminuyendo la población activa que genera sus fondos o que el desempleo se mantiene en un paro eterno, con el 40 % de los jóvenes sin encontrar trabajo. Por ejemplo, que los fondos europeos, a los que se mira como maná salvador, están en una nube de buenas esperanzas, sin que la mayor parte de los proyectos haya reunido el visto bueno de la Comunidad Europea. Por ejemplo, que España no cuenta entre las treinta naciones consideradas de suficiente confianza por Estados Unidos para formar parte de un grupo contra las amenazas cibernéticas. Por ejemplo que el precio de la luz sigue –y mantendrá– su desmesurada escalada, mucho mayor que cualquier otro país europeo, con el encarecimiento de los costos de producción o el transporte y la subida de precios para el españolito de a pie, sabiendo que el invierno significará aún más gasto. Por ejemplo que el aunque IPC señale de momento un incremento del 4 % existen productos alimenticios como el aceite, la fruta, el pescado o la carne, que han subido mucho más. Por ejemplo que una gran parte de los impuestos pagados por los ciudadanos va a ser destinado para inversiones, no precisamente en las regiones más atrasadas de España, sino en Cataluña, y así seguir alimentando al tigre separatista. Por ejemplo, que el nivel de educación en España continúa a la cola de los países civilizados, introduciendo cambios ridículos y mientras nuestras universidades languidecen y más del 30 % de los alumnos no finalizan sus estudios. Por ejemplo, que la Justicia, está fuertemente cuestionada cuando no despreciada por el poder ejecutivo, deseoso de doblegarla a sus decisiones políticas y que a nadie le importe que varias sentencias hayan señalado la inconstitucionalidad de los estados de alarma decretados en su día y la Presidenta del Congreso ignore al Tribunal Supremo en la defensa del aforamientos perdidos. Por ejemplo, que se mantenga la incesante llegada de pateras o los inmigrantes ilegales deambulen por nuestras calles, sin que se tome ninguna decisión de qué hacer con ellos. Por ejemplo que los okupas se mantengan en toda la geografía española, sin que exista ley o decisión judicial rápida que permita su inmediato desalojo.
Eso si, tenemos un gobierno dedicado a cambiar nuestro modelo educativo e incluso nuestro modo de expresarnos, con leyes que incluyan la variedad sexual donde se contemple el masculino, el femenino, el neutro y otras fantásticas variedades. Tenemos un gobierno, que ignorando la historia, se empeña en revisarla, para escribirla a su gusto. Tenemos un gobierno al que nada parece importarle el crecimiento de una deuda, cuyo monto supera más del doble de lo que el país produce en un año, exactamente el 125 %, y solo el abono de sus intereses supone más dinero que el dedicado a pagar el desempleo. Tenemos un gobierno dispuesto, según anuncia otra vez, a cambiar la odiosa reforma laboral que ha permitido que millones de personas no pasen al paro, sostenidas por los ERTES. Tenemos en fin, un gobierno empeñado en modificar la estructura del Estado e introducir cambios constitucionales que modifiquen las bases de nuestra convivencia, sustituyendo la realidad de España por la presencia de un país plurinacional, con el entusiasmado apoyo de todos los separatistas, cuyos delitos han servido como chantaje permanente para sostenerse.
Mientras tanto el volcán palmeño sigue emitiendo gases, cenizas y lava. Eso sí, la ministro de Industria, Comercio y Turismo seguirá satisfecha porque ha aumentado el número de visitantes contemplando el desastre natural.